sábado, 8 de enero de 2011

"Pero la gramática, ¿para qué sirve?"


Esta es la pregunta que se formula en el libro La elegancia del erizo de Muriel Barbery. Os cito la respuesta que se da en él, porque para mí es la más acertada de cuantas conozco (y algunas muy sesudas). La protagonista es una niña de doce años, muy muy inteligente, pero quiere ocultar esa característica que la diferencia de los demás, encerrándose en sí misma y buscando la explicación del sentido de la vida. En una de sus reflexiones filosóficas dice: yo creo que la gramática es una vía de acceso a la belleza. Cuando hablas, lees o escribes, sabes muy bien si has hecho una frase bonita, o si estás leyendo una. Eres capaz de reconocer una expresión elegante o un buen estilo. Pero cuando se estudia gramática, se accede a otra dimensión de la belleza de la lengua. Hacer gramática es observar las entrañas de la lengua, ver cómo está hecha por dentro, verla desnuda, por así decirlo. Y eso es lo maravilloso, porque te dices: "Pero ¡qué bonita es por dentro, qué bien formada!", "¡Qué sólida, qué ingeniosa, qué rica, qué sutil!". Para mí, solo saber que hay varias naturalezas de palabras y para estar al tanto de sus posibles compatibilidades, hace que me sienta como en éxtasis. Me parece, por ejemplo, que no hay nada más bello que la idea básica de la lengua, a saber: que hay nombres y verbos. Sabiendo esto, es como si ya te hubieran enunciado la esencia de todo...
También la otra protagonista, Renée, la portera del edificio donde vive Paloma, que también es sumamente inteligente pero que nadie o casi nadie lo sabe, reflexiona sobre la gramática. Ella trabaja como portera de una casa bien de París, y caza los gazapos que sus inquilinos cometen a la hora de expresarse; es decir, que a pesar de no tener la posición social de estos, sí sabe lo que está bien y lo que no, pues durante muchos años ha sido autodidacta y ha ido haciéndose una gran biblioteca en su casa. Cuando un día lee una nota dirigida a ella escrita por Sabine Pallières(esposa de un pez gordo de la industria armamentística, que forma parte del comité de lectura de una importantísima editorial) pero con una falta de ortografía (mal puntuada) se echa las manos a la cabeza y piensa que la lengua, esta riqueza del hombre, y sus usos, esta elaboración de la comunidad social, son obras sagradas. La Belleza de la lengua ha de permanecer y todos tienen la doble misión de venerar y respetar su esplendor.
Para Paloma y para Renée el Arte les sirve para recuperar la ilusión espiritual, y es lo que puede salvar al mundo de los destinos biológicos, que de otra forma, quedarían excluidos toda poesía y toda grandeza.
Este libro lo recomiendo para personas a las que les guste leer, pero que también aprecien el sentido de las palabras, que se sientan a veces almas solitarias, que disfruten con las cosas pequeñas y que les guste, cómo no, divagar y reflexionar sobre la vida en general... Es un libro distinto, donde se habla de muchos temas, del amor, de la amistad, de las diferencias de clase social, de la muerte, de la eternidad, de la familia, y por supuesto, de la cultura y del arte, de la búsqueda continua de la Belleza .. y cuando lo acabas, no te quedas indiferente.